The crisis does not distinguish species
October 05 of 2022
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Argarita is a 72-year-old lady residing in the municipality
San Cristóbal, in the Artemisa province. 15 years ago he was diagnosed with diabetes, news that came along with his retirement from work and the well-known violation of his economic income. Margarita lives with her grandson, a pre-university student, in the so-called cuarterías in front of the municipal park. The total income of the household does not greatly exceed Margarita's retirement, the result of her entire economic life's work in a sugar mill.
In San Cristóbal it has been more than two years since the stores in national currency disappeared and it has been approximately a year since the municipality of Artemisa did not receive the special diet of milk and meat for people with diabetes. In this way, Margarita and her grandson feed on the products available through the supply book and the sporadic sales of chicken or hash in national currency, which is done at least once a month in San Cristóbal.
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Sin embargo la realidad es que en medio de la peor crisis de alimentos que está experimentando la población cubana desde aquellos años 90, la plantación muere por falta de atención y se pierde una gran cantidad de producto que se puede encontrar podrido en el suelo ante la indolencia del Estado que es en definitiva, el dueño y administrador del complejo agrícola, que contiene al Plan Mango dentro de sus delimitaciones territoriales.
Un estudio del año 2015 reconoce que la Unidad de Frutales que gestiona la plantación carece de las tecnologías y los procedimientos adecuados para sacar el máximo provecho a la tierra en esta zona y mejorar el rendimiento del cultivo de manera general.
“El municipio de Cienfuegos cuenta con una Unidad de Frutales cuyo principal cultivo es el mango, extendiéndose por más de 160 ha, con una tradición de 48 años; sin embargo aún quedan muchos aspectos en la tecnología del cultivo para llegar a la implementación de una agricultura de precisión, que permita incrementar los rendimientos con la mayor eficiencia y el mayor sentido de sostenibilidad. (…) También se requiere el ajuste del paquete tecnológico con el objetivo de que pueda alargarse la vida útil de las plantaciones, lo que se adecuaría a las condiciones específicas requeridas según cada nicho agroecológico de la unidad”.[2]
Al iniciar la campaña de cosecha de este año 2023 ninguno de estos problemas se ha resuelto. El mango se pudre en el suelo y se pierde. Los precios de la fruta pueden alcanzar hasta los 60 pesos por unidad, dependiendo de la variedad y el tamaño. Como el Estado ni los recoge ni los comercializa adecuadamente, un ejército de recolectores furtivos hace el trabajo de manera ilegal y “voluntaria” y luego los vende en las esquinas de la ciudad como si de su propia cosecha se tratase. Nadie toma partido pues es una práctica que ya tiene más de 30 años en el municipio y es tolerada por la población que prefiere pagar la fruta más cara que no tener acceso a ella o esperar a que en alguna ocasión esporádica el Estado venda algunas libras por persona en los agros locales.



Decenas de personas se pueden observar diariamente en la plantación llenando sacos de la fruta para luego cargarlos al hombro en largos recorridos hasta sus residencias, generalmente ubicadas en las zonas suburbanas, donde venden el mango por cantidad a personas que viven más cerca del centro de la ciudad, y quienes luego lo venden por unidad al comprador ocasional que circula por sus residencias. Resulta poco creíble cómo una fruta tan apetecible y versátil, que se vende generosamente en el mercado internacional, es objeto del más incomprensible abandono por parte del sistema empresarial cubano, que no posee las herramientas ni siquiera para recogerlo y procesarlo para el mercado local. En este municipio, productor histórico de mango de gran calidad, solo los atrevidos recolectores ilegales son capaces de proveer con razonable estabilidad la demanda doméstica de la fruta.
Los sonados fracasos de las políticas agrarias nacionales siguen haciendo estragos en los mercados locales y el bolsillo del consumidor sin que las autoridades o los administradores tengan que rendir cuentas por ello a la población o a las diferentes instancias del Ministerio de la Agricultura. La lucrativa industria del mango está en ruinas, el gobierno de Miguel Díaz-Canel clama por divisas a los cuatro vientos pero es incapaz de permitir las necesarias libertades económicas individuales para que los mismos cubanos seamos capaces de desarrollar el país con recursos internos que llevan mucho tiempo en un estado de improductividad y abandono.
La prensa oficialista no se atreve a abordar críticamente los problemas estructurales de la economía y no muestra señales de cambio de dirección en este sentido; es incierto el futuro de estos complejos productivos que son tan necesarios en momentos de crisis. Mientras tanto, el hambre y la escases aumentan, sobre todo en las poblaciones más vulnerables y de menor poder adquisitivo. ¿Sacará el gobierno revolucionario otro “as” de abajo de su manga antes de que el descontento social llegue al punto en que el pueblo se lance nuevamente en masa a la calle, como hizo justo por esta fecha hace un par de años? Solo el tiempo dirá.


[1] Mena, J. (2020) “Plan Mango, sabor de pueblo en Cienfuegos”. 5 de Septiembre. Disponible en: http://www.5septiembre.cu/plan-mango-sabor-pueblo-cienfuegos/
[2] Castellanos, L. (2015) “Zonificación agroecológica para el cultivo del mango (Manguifera indica L.) en la Unidad especial de frutales de Cienfuegos”. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/310952614_Zonificacion_agroecologica_para_el_cultivo_del_mango_Manguifera_indica_L_en_la_Unidad_especial_de_frutales_de_Cienfuegos