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The crisis does not distinguish species

October 05  of 2022

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Argarita is a 72-year-old lady residing in the municipality 

San Cristóbal, in the Artemisa province. 15 years ago he was diagnosed with diabetes, news that came along with his retirement from work and the well-known violation of his economic income. Margarita lives with her grandson, a pre-university student, in the so-called cuarterías in front of the municipal park. The total income of the household does not greatly exceed Margarita's retirement, the result of her entire economic life's work in a sugar mill. 

 

In San Cristóbal it has been more than two years since the stores in national currency disappeared and it has been approximately a year since the municipality of Artemisa did not receive the special diet of milk and meat for people with diabetes. In this way, Margarita and her grandson feed on the products available through the supply book and the sporadic sales of chicken or hash in national currency, which is done at least once a month in San Cristóbal.

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En la actualidad, esta situación no ha cambiado mucho. Según datos aportados por Cuba a la Unicef[3], en 2019 la lactancia materna exclusiva antes de los seis meses de edad alcanzó a un 41% de los infantes, cuando el mínimo requerido por dicha institución es del 50%. En dicha encuesta, se analizó también si los niños durante su primer año tenían una lactancia “apropiada”. El resultado fue que apenas el 35% de las madres aportaban datos correspondientes a este requisito. En los medios oficiales, se suele achacar a cuestiones culturales de las familias estos malos resultados. En un artículo publicado en Cubadebate encontramos lo siguiente:

El Coordinador de la Comisión Nacional de Lactancia Materna del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) dijo que “en Cuba tenemos la oportunidad de una lactancia exitosa, pero muchos padres la desaprovechan. Los propios estilos de vida de la familia a veces atentan contra una lactancia responsable”.[4]

Más allá del discurso oficial, la realidad mostrada en fuentes no oficiales contrasta con esta percepción y aporta otros datos para la comprensión de este fenómeno. En una entrevista publicada por Diario de Cuba a una médico General Integral cubana, se enlistan causas de índole económica, como que las madres deben empezar cuanto antes a trabajar, pues son el sostén económico de la casa, o que durante el embarazo y período de lactancia no son capaces de alimentarse correctamente, por lo que no disponen de la leche suficiente para sus hijos.

" La mujer cubana ya antes de salir embarazada no tiene la nutrición requerida. Cuando comienza el embarazo se requiere una dieta hiperproteica que es imposible llevar aquí por la disponibilidad de los alimentos", explica la doctora. " Esa misma dieta es la que lleva la lactancia". [5]

A raíz del impacto del Período Especial y las constantes crisis de desabastecimiento que ha sufrido el país desde entonces, el acceso a la alimentación se ha restringido. Por ello, cuando toca decidir, los padres suelen apostar por darle lo mejor de comer que tienen a sus hijos con el coste de mal alimentarse ellos mismos. Conversando con varias madres del municipio habanero de Boyeros y 10 de octubre, se confirma esta multimodalidad de causas por las que las que deciden cambiar la leche materna por otros tipos de leche. Aquí el tema económico juega un papel esencial.

El problema de acceso a leche materna por los infantes no es cosa nueva. Su solución desde las esferas del gobierno ha sido el otorgarles desde las bodegas asignaciones de leche fluida de animales y leche en polvo para suplir la necesidad alimenticia de este producto.

Una de las madres refiere al respecto:

“Cuando yo era pequeña, además de estas leches, a los niños con problemas de salud, se les daba leche evaporada, 7 cajas que hacían 2 litros cada una por mes”. Testimonios como este prevalecen entre los nacidos en las generaciones hasta los años 80. Treinta años atrás la disponibilidad de leche para los infantes no era una preocupación asfixiante para las familias cubanas.

Actualmente está establecida en el país la venta normada de leche para los menores de 7 años. Las familias con infantes que no superen esta edad tienen derecho a comprar leche en sus bodegas de abastecimiento mediante la cartilla de racionamiento familiar. La norma establece diferentes tipos de presentación del producto según la etapa de desarrollo del infante.

  • De 0 a 6 meses de vida: el menor debe recibir leche vitaminada en polvo con grasas y lactosa para simular la leche materna.

  • De 6 a 12 meses: se les debe suministrar leche en polvo fortificada con hierro y zinc, una bolsa de 750 gramos a la semana.

  • Luego del año y hasta los 7: a los infantes les corresponde 1 kg de leche entera pasteurizada los días 1ro, 11 y 21 de cada mes.

A estos datos se suma la venta normada de leche de chiva fluida para menores con problemas de salud que lo requieran. La explicación oficial del racionamiento de la leche para los menores de 7 años es que esta es la edad promedio de destete natural de los seres humanos. Luego de los 7 años y como establece la norma, los niños cubanos deben tener acceso normado a la compra de una bolsa (24 onzas) de yogurt de soya en días alternos, que puede ser sustituida por una bolsa de batido de helado en igual cantidad, o de chocolate en polvo (1kg al mes).

Sin embargo, la realidad que padecen los infantes cubanos dista mucho de estas normas y establecimientos oficiales. Una madre de 35 años residente de Luyanó en el municipio de 10 de Octubre así lo describe:

“Tengo dos niños, el mayor de 8 años y la pequeña de 3. Mi hijo mayor vivió dos realidades diferentes en cuanto a la leche normada porque su primer año lo vivió en Holguín donde al igual que en otras provincias se prioriza menos el abastecimiento. Una vez en la Habana recibió su leche de forma regular, incluso nos constó que era la apropiada para su etapa de desarrollo. A los seis meses dejó de lactar y sustituimos la cuota de leche establecida con leche evaporada que comprábamos en las antiguas tiendas de CUC, la leche de la bodega la usábamos para hacerle dulces caseros”.

Ante este panorama de cuasi normalidad y con solo cinco años de diferencia, la madre narra la experiencia con su hija menor:

“Con la niña menor fue todo lo contrario. Ella lactó hasta los dos años y medio, tuvimos que suspender su lactancia porque, a pesar de que soy una mujer fuerte y bien alimentada en la infancia, mi cuerpo no pudo resistir el ritmo. Sustituimos la lactancia materna por la leche en polvo de la bodega. Durante la primera etapa de la niña era la establecida, pero luego comenzó a ser a granel variando de color y textura. Es nuestra única alternativa porque ya no existe otro medio oficial en el que comprar leche. Nos resulta insuficiente porque ahora tenemos dos niños que necesitan leche, la normada es insuficiente y su precio en el mercado informal es insostenible para una familia promedio”.

La calidad, cantidad y precio son los factores que más se repiten entre las preocupaciones de los entrevistados. Elaine, vecina de Santiago de las Vegas y madre de una pequeña de 5 años explica:

“Desde que la leche comenzó a llegar a granel, es unas veces "amarilla" y otras "blanca" o sin grasas, tan importantes para su desarrollo cerebral. La leche a granel no trae especificaciones nutricionales ni formas de administración, por cultura echamos dos cucharaditas grandes razas cada 8 onzas”.

En 2021 el precio del paquete de leche (750 gramos) en el mercado negro oscilaba los 250 pesos, actualmente el kilogramo de leche a granel se encuentra sobre los 850 pesos y no se sabe con seguridad qué se está consumiendo.

Una abuela de la ciudad de Guantánamo cuenta en entrevista cómo accede a este tipo de leche:

“Hay muchas personas en el mercado negro que dicen vender leche y son subproductos para elaborar helado, leches instantáneas, leches mezcladas con harina de trigo y otras cosas. Entonces prefiero comprársela “por el dos” 2 al bodeguero, de la que le “sobra” a precios por los que mi familia tiene que hacer muchos sacrificios.”

No solo se trata de que las familias se encuentran desconcertadas ante la composición y precio de la leche en polvo que consumen sus infantes, sino también de una preocupación legítima ante las cantidades insuficientes y pocas alternativas de compra. Así lo manifiesta un joven padre de la ciudad de Holguín:

“No sabemos qué le estamos dando a nuestros hijos, y el Estado no ofrece ni en CUP ni en MLC otras formas de comprar leche. Ahora las MiPymes están importando leche, pero también las venden a granel, comprometiendo la higiene del producto”.

El Estado es consciente de esta ausencia de vías legales para el acceso a la leche. En un artículo sobre esta problemática Cubadebate cita a la empresa Tiendas Caribe quien asegura que “en ninguno de sus establecimientos comerciales con ventas en MLC se ha comercializado leche en polvo”[6].

Esta realidad es conocida por el gobierno, por organismos internacionales que ofrecen donaciones y sufrida por muchas familias e infantes cubanos.  Es por eso que cabe preguntarse: si las madres no dan lactancia materna prolongada, la venta de leche normada solo es permitida hasta los siete años, no hay vías legales para la compra de este alimento, en el mercado negro se consigue a precios muy altos y calidad dudosa, entonces, ¿cómo los niños cubanos obtienen los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo que les brinda la leche?

[1] https://www.fao.org/dairy-production-products/products/composicion-de-la-leche/es/#:~:text=La%20leche%20proporciona%20nutrientes%20esenciales,vitamina%20B12%20y%20%C3%A1cido%20pantot%C3%A9nico.

[2] https://journals.sagepub.com/doi/pdf/10.1177/156482659201400215

[3] https://www.unicef.org/cuba/semana-mundial-lactancia-materna-minsap-unicef-cuba

[4] http://www.cubadebate.cu/especiales/2019/08/07/el-desafio-de-la-lactancia-materna-en-cuba/

[5] https://diariodecuba.com/cuba/1470675679_24459.html

[6] http://www.cubadebate.cu/noticias/2022/01/22/informan-sobre-inestabilidad-de-la-leche-en-polvo-para-ninos-y-la-distribucion-del-cafe/

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