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ENTREVISTA

Me toca ir al monte a buscar leña para cocinar, como si estuviéramos en el siglo antepasado

Fernando vive en Bauta, tiene 43 años. Es Profesor de Secundaria Básica con un ingreso de 4 500 pesos.

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Si pensara en su alimentación diaria, ¿diría que come realmente lo que quiere y considera saludable? ¿Qué factores influyen en sus decisiones a la hora de elegir qué comer?

 

No, la respuesta es bastante obvia. Nadie en este país, al menos la mayoría del pueblo de a pie que trabaja para el Estado, puede comer lo que quiere. Aquí se come lo que se puede, lo que se consigue, pero no de ahora, de siempre, sobre todo desde los años 90.

 

Antes por la libreta te daban algunas cositas, pero ahora mismo casi no dan ni arroz.

Yo me veo obligado, por mi nivel de ingresos, a comer poca proteína y mucha croqueta, a veces tengo que comer o almorzar pan o alguna galleta, en fin… tú sabes, lo que se puede.

¿Cuáles son los alimentos más importantes en su dieta y de qué forma accede a cada uno?

Lo que más yo como es croqueta, porque resuelve, es relativamente barato en comparación con otros productos. Lo mismo con las hamburguesas, las caseras. Como arroz obviamente, no puede faltar, aunque está perdido.  También como picadillo, ya sea del que venden por libras en algunos puntos estatales o de paquetico que compramos por la calle.

Ya en menor medida comemos pollo y huevos, por razones obvias por el precio y eso. Cuando aparece comemos algunas viandas, boniato, yuca. Ah bueno, espaguetis también, sopas de esas chinas económicas, comidas que se pueden estirar.

 

Estas cosas las voy comprando en la calle, por algún que otro grupo de Facebook, muy raramente en las mipymes, la mayoría de las cosas las compro en la calle, a la gente que revende, tú sabes.

Ante la actual crisis económica en Cuba, ¿qué estrategias y opciones tiene para sobrellevar las dificultades que enfrenta?

Buena pregunta (risas). Imagínate, tú sabes que aquí la cuenta no da ni al principio ni al final. Hay que tener mucha calma porque es muy fácil reventar y entonces el mal es peor. Nosotros en lo personal, sobre todo ahora con los apagones estos, hemos tenido que buscar alternativas para cocinar porque no tenemos gas, y si no hay corriente tienes que ponerte creativo.

 

Yo hice un fogón de carbón para cocinar cuando no hay corriente, ahora mismo casi todos los días estamos usándolo, un saco de carbón está en más de 2 mil pesos, así que toca ir al monte a buscar leña, como si fuera el siglo XIX.

 

Para la comida, por ejemplo, los fines de semana hacemos tipo una caldosa, y con eso almorzamos y comemos. Entre semana tratamos de almorzar en el comedor de la escuela, que es pésimo, y entonces nada más hay que inventar para la comida. Por suerte uno no tiene que coger transporte, yo en la bicicleta resuelvo, y el agua es un día sí y uno no, y cuando hay yo acumulo en varios tanques, cubos, cubetas y voy resolviendo. Y así todos los días, viviendo día a día.

¿Qué sentimientos y emociones experimenta cuando piensa en la labor de garantizar la alimentación en la familia?

Baff, creo que lo que me viene a la mente es frustración y tristeza. Es del carajo que uno se tenga que pasar la vida así, es una pesadilla no ver la luz del túnel. A mí me cogió el Período Especial de niño, pasamos tremendo trabajo, y ahora otra vez esto. La verdad es que cualquiera se funde.

¿Para Ud., cuál crisis ha sido peor, el Periodo Especial o la crisis actual? ¿Por qué?

Yo creo que la actual. Yo era niño en el Período Especial, pero recuerdo que todavía a la bodega venían “bastantes” cosas y mis padres esquivaban un poco la escasez; pero ahora es que el Estado se olvidó por completo de las personas y aunque hay más comida, es prácticamente inaccesible para las personas de a pie

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