ENTREVISTA
No estamos viviendo, estamos aparentando vivir
Diana tiene 67 años, está jubilada y vive en Cienfuegos

Si pensara en su alimentación diaria, ¿diría que come realmente lo que quiere y considera saludable? ¿Qué factores influyen en sus decisiones a la hora de elegir qué comer?
No, no como lo que quiero ni lo que es sano. Influye el dinero que haya en la casa a la hora de comprar la comida, lo que haya en la calle para comprar, lo que uno desea en un momento determinado (...) La distancia de algunos lugares donde venden cosas que solo te las puedes encontrar ahí, a veces las colas que son muy largas y uno tiene que hacer otras cosas, el peso de las viandas por ejemplo que a veces soy yo sola porque mi esposo y mis hijos están trabajando (...) La calidad de los productos también, últimamente la calidad ha seguido bajando y bajando, el arroz viene picado, el huevo no está fresco, la carne falta de frío.
¿Cuáles son los alimentos más importantes en su dieta y de qué forma accede a cada uno?
El arroz, ese se compra en la calle o por encargo a vendedores del campo que traen ya lo que les encargan de clientes que conocen, el frijol que se busca en la feria a 350 o 360 depende, el aceite en la mipyme de la esquina o en la tienda MLC si no hay en más ningún lugar, el huevo que se hace siempre hervido aquí porque nos gusta y se ahorra aceite, el huevo se compra en la calle a los particulares, ahora está a 2800 aquí mismo cerca. Picadillo que es de la tienda (MLC), las cosas de la bodega, pollo cuando se puede comprar, el camión que lo vende por cajas, nos ponemos de acuerdo y lo compramos entre varios vecinos o amigos.
Ante la actual crisis económica en Cuba, ¿qué estrategias y opciones tiene para sobrellevar las dificultades que enfrenta?
Pasamos menos tiempo en la casa para comer menos, a veces si desayuno no almuerzo. A mi esposo sí tengo que darle desayuno y almuerzo para que se lleve al trabajo porque no tiene cómo almorzar en el trabajo. Los fines de semana se hace una caldosa para todos o harina o fufú (puré de plátanos verdes) o sopa o pan con tortilla. Muchas veces no hay plato fuerte, invento en la cocina, con yuca hago frituras, hervir viandas también y comer con un mojito para no tener que poner frijoles, ahorrar mucho el gas (...) Buscar los mejores precios, no gastar de más, ahorrar todo, freír menos, reutilizar los caldos para hacer croquetas y el pollo deshuesado para hacer sopa con el subproducto.
¿Qué sentimientos y emociones experimenta cuando piensa en la labor de garantizar la alimentación en la familia?
Tristeza, pesar, dolor, ganas de no estar aquí.
También hay una sensación de vacío, de falta de liderazgo y eso afecta la vida de las personas que tienen menos recursos por la inseguridad porque ahora mismo tú vas a la calle y están vendiendo las cosas a precios a los que no alcanzas y así y todo tienes que comprar algo pues no te vas a quedar sin comer y no vas a poder pagar lo que te gusta sino lo que puede tu bolsillo.
¿Para Ud., cuál crisis ha sido peor, el Periodo Especial o la crisis actual? ¿Por qué?
Aquella porque ahí sí no había de nada, ahora lo que no hay es dinero y hay poca oferta pero las cosas aparecen, antes no había nada ni con dinero y la gente venía del campo con comida a cambiar por ropa y zapatos y medicinas.
Antes estaba más pareja la cosa pero eso no quita que hubiera más hambre y faltaba todo lo del aseo y la ropa interior y cosas para los niños. Ahora también hay mucha diferencia y eso se hecha a ver, es más cruel ver a unos niños que tienen de todo y otros que no tienen nada y andan en la misma escuela, pero las diferencias en la casa son muchas.
Estamos viviendo de apariencias y no reconocemos que ya la situación no da para más. Ya se ha perdido la sensibilidad humana que antes había y a nadie le importa que tu vecino no esté comiendo y tú sí porque tampoco tienes nada que darle, hoy se comparte mucho menos que antes.
