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ENTREVISTA

Para mí la tierra es la base de todo

Carlos vive en Caimito, tiene 79 años y es pequeño productor agrícola. Tiene un ingreso de 2100 pesos fijos por jubilación y lo demás varía según las cosechas que pueda vender.

Carlos vive a unos dos kilómetros de las tierras que trabaja, en una casa de tejas y va caminando cada día a pesar de su edad. Vive solo desde hace 10 años cuando falleció su esposa. Su única hija vive en el mismo pueblo, pero se ven poco. Tiene un nieto que estudia en la universidad.

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Si pensara en su alimentación diaria, ¿diría que come realmente lo que quiere y considera saludable? ¿Qué factores influyen en sus decisiones a la hora de elegir qué comer?

 

La verdad, no siempre como lo que quiero ni lo que considero más saludable. Uno trata de mantenerse con lo que hay, pero no siempre es suficiente. Por ejemplo, a mí me encanta la carne de puerco, y es imposible comprarla. El arroz me cuesta conseguirlo cuando se acaba el de la cuota, y a veces se demora en llegar.

Lo que más puedo consumir es las viandas y algunos vegetales que cultivo en mi tierrita. Aunque, bueno, la tierrita que tengo no llega ni a 100 metros cuadrados, yo creo, eso me lo dio un amigo mío al lado de su finca después de que me jubilé. Yo ahí tengo tomate, ají, aguacate, yuca, plátano, guayaba, y poco más, eso me da para comer, pero solo si se dan las cosas, porque todo es natural, yo no tengo fertilizantes ni nada de eso. Si es muy buena la cosecha, sobre todo el plátano y el aguacate, si vendo lo que me sobra y hago algún dinerito.

Por lo demás soy un jubilado más, lo que dan en la bodega no alcanza, y a la mipyme voy bastante poco. La situación está muy mala.

¿Cuáles son los alimentos más importantes en su dieta y de qué forma accede a cada uno?

Arroz, frijoles, pollo son la base. El arroz y los frijoles los compro cuando aparecen en la bodega, por la calle o a veces se me da en la tierrita.  El pollo lo suelo criar o lo compro también en la calle. También cultivo viandas como malanga, yuca y plátano, y a veces tengo vegetales de temporada. Pero para aceite, azúcar o café, las otras cosas siempre tengo que acudir al mercado negro o esperar a que llegue algo por la libreta.

Ante la actual crisis económica en Cuba, ¿qué estrategias y opciones tiene para sobrellevar las dificultades que enfrenta?

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Aprovecho cada pedazo de tierra para sembrar algo útil, lo que se dé. Algunas veces hago trueques con otros productores; si me sobra aguacate o plátano, por ejemplo, lo cambio por leche o algún pedazo de carne de puerco. Además, vendo un poco de lo que produzco para sacar algo de efectivo y comprar lo que no tengo. Pero claro, todo esto conlleva mucho esfuerzo para un viejo como yo.

Todo lo hago yo solo, me paso el día en la finquita, por suerte todavía estoy fuerte, además, yo no tengo más familia así que me pueda ayudar en el campo, mi hija no vive conmigo, ni tampoco me ayuda aquí, ella trabaja para la calle.

 

¿Qué sentimientos y emociones experimenta cuando piensa en la labor de garantizar la alimentación en la familia?

Es una mezcla de sentimientos. Por un lado, satisfacción cuando logro poner un plato en la mesa con algo que yo mismo produje. Pero también hay frustración y cansancio. Además, siempre está ese temor de que algo falle: una plaga, un ciclón, nunca se sabe.

¿Para Ud., cuál crisis ha sido peor, el Periodo Especial o la crisis actual? ¿Por qué?

Cada una ha tenido lo suyo, pero esta crisis se siente más larga y más difícil. Ahora, la incertidumbre es lo que pesa. Y aunque en ese entonces también faltaba mucho, la economía de la familia no estaba tan golpeada por los precios disparados como ahora. Había dinero, lo que no había era qué comprar con el dinero.

Yo siento ahora que es más disparejo. Antes más o menos todo el mundo estaba igual de jodido, pero ahora las desigualdades que se ven son enormes.

¿Cómo llegó a escoger esta ocupación/actividad? ¿Influye la crisis actual en ella?

Bueno, yo fui obrero toda la vida. Sin embargo, la tierra siempre me gustó, en la casa donde yo nací los viejos míos tenían muchos árboles frutales, alguna vianda sembrada. Entonces, cuando me jubilé hace como 15 años, no tenía nada que hacer y un amigo mío me dio la tierrita esa que no trabajaba y poco a poco empecé ahí a cultivar lo mío. Y claro, como aquí siempre el problema alimentario ha sido crítico, pues me embullé más.

 

Yo creo que sí, que, si llego a tener un pedazo de tierra, aunque sea boniato cultivo.

No cambiaría nada, creo que solo me gustaría tener mucha más tierra. Si yo pudiera elegir, ampliaría mi tierrita para mejorar la producción. Para mí, la tierra es la base de todo. Con más espacio, podría cultivar más plátanos, aguacates y yuca, yo que sé, que me va a dar más para comer y vender.

 

También me gustaría tener acceso a fertilizantes y mejores herramientas, porque ahora mismo todo lo hago de forma natural y con mis propias manos, lo cual limita mucho lo que puedo producir. Otro factor clave para mí sería contar con el apoyo de mi familia o vecinos. Ya se me hace el trabajo físico cada vez más difícil. Y si ya todo eso fuera posible, y pudiera producir más, también consideraría vender directamente, sin intermediarios, para obtener mejores precios por lo que produzco. Ahora mismo, a veces tengo que conformarme con lo que me ofrecen, y no siempre es justo.

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